RESUMEN DE LA HISTORIA DE QUINTO
Antonio Jardiel Badia.

 

El topónimo Quinto tiene origen romano, aunque es posible que existiera algún asentamiento anterior, pudiendo proceder de algún antiguo establecimiento de esa época, o bien de la quinta parte de una división agrícola o del quinto miliario.  Esto último es la distancia que correspondería desde la colonia romana de Celsa, (Velilla de Ebro), hasta nuestro pueblo,  es decir  5 millas.

Villa desde 1785, después de haber sido sobrecullida vereda y recogimiento de Zaragoza. Formó su propio ayuntamiento en 1834, junto con los despoblados de Matamala y los de  Cerdán, La Torre y Quintillo.

Fue cabeza de baronía formada por Quinto, Gelsa, Velilla, Matamala y Alforque, de ahí los cinco roeles de gules, uno por cada localidad que sobre campo de plata componene el escudo y armas heráldicas de  Quinto.

Jerónimo Zurita sitúa en 1118 la reconquista de Quinto, Gelsa y Velilla por Alfonso I, el Batallador.

En 1223 el lugar era de Atorella, que legó a su hija Elfa en éste mismo año y el 19  de Octubre de 1283 pasó a Guillen de Alcalá. Volvió a la familia Atorella posteriormente y en 1334 se hallaba en manos de Urraca Sánchez. Pasó después a Lope de Luna que en su testamento, en 1360, lo legó. El 2 de Abril de 1383, Pedro IV de Aragón concedió franquicias a sus habitantes. Quinto, por entonces, era del infante don Martín.

En 1415 pertenecía al señorío de María de Luna. Con fecha 1 de Febrero de 1430, Alfonso V de Aragón, ordenó que se ocupase Quinto, que había pertenecido a Federico de Luna ( don Fadrique), y éste mismo monarca vendió el lugar a Juan e Funes el día 21 de Marzo de 1431.  Un año más tarde, el 8 de Mayo de 1432, concedió franquicias a los habitantes mientras fue posesión de Juan de Villalpando, señor de la Baronía de Quinto.

Importante fue para Quinto el señorío de los  Torrellas vinculado con los Condes de Luna.  Cuando Alfonso V de Aragón incorporó el lugar a la Corona, lo vendió a su vicecanciller Juan de Funes por 17000 florines de oro, con reversión a la corona.  Esta familia mantuvo el señorío durante más de un siglo, hasta 1684 en el que al morir sin hijos varones, lo lo heredó un descendiente de ellos, el  III Barón de Osera pasando luego a los Atares que lo mantuvieron hasta 1812, año en que fueron suprimidos los señoríos.

Quinto ganó el título de “Lealísima Villa” en 1705 a consecuencia de haberse pronunciado por don Felipe de Borbón contra don Carlos, archiduque de Austria, en la guerra de sucesión, pese a que la mayoría de los aragoneses se pronunciaron a favor del archiduque. Hace unas décadas, en la fachada de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción aún se conservaba el recuerdo de la visita efectuada a la villa por Felipe V.  Era una lápida que decía: “ El día quinto, del mes quinto , del año quinto entró en Quinto, Felipe V.”.

Durante la guerra carlista se produjeron en la villa episodios de escasa importancia.

En 1835, 250 jinetes y 800 infantes de las fuerzas del pretendiente tomaron Quinto al mando del jefe dela Caballería Carlista don Juan de Añón. El vecindario salió bien librado pues los vencedores se limitaron a saquear las casas de los liberales más destacados y a exigir una contribución de 6000 reales de vellón.

En la Guerra Civil de 1936 hubo una particular incidencia en toda la zona, siendo frente de guerra desde los  Monegros a Belchite; hasta hace pocos años el estado de la antigua iglesia mudejar nos hablaba de la terrible batalla entablada. Fue primero nacional, luego republicana durante siete meses y de nuevo de los nacionales. Terminó la guerra y comenzó la postguerra, que si dura fue para todos más lo fue para Quinto ya que había sido campo de batalla. Los vecinos tenían que continuar su vida, encontrándose en algunos casos sin vivienda, los campos yermos y encharcados, casi sin medios económicos , ya que la guerra había hecho perder casi todo, pero la pérdida más terrible e irreparable eran los 158 muertos, dando un total de 70 huerfanos y un recuerdo imborrable a los supervivientes.

La reconstrucción de Quinto, después de la guerra civil, corrió a cargo de Regiones Devastadas. Un decreto de 7 de Octubre de 1939 dispuso la adopción de la villa por el Jefe del Estado. Fueron objeto de restauración algunos monumentos típicos, tales como los arcos de San Miguel, San Antón y San Roque. Se concluyó el proyecto de abastecimiento de aguas, ejecutado en parte entre 1934 y 1936.  A pesar de éstas ayudas hubo de pagarse la contribución de los tres años de lucha como si las tierras de labranza hubieran producido sus frutos normalmente.

La agricultura forma parte muy importante en la historia y forma parte de la vida del pueblo, estando actualmente en una posición bastante privilegiada respecto a las décadas posteriores, hecho posible por medio de sucesivos pasos y con gran esfuerzo económico y de trabajo. Fallidos los intentos del proyecto del Canal Imperial de llevar al agua hasta Quinto en el Siglo XVII y el proyecto de la margen derecha del Ebro, uno de los grandes logros fue la construcción de la presa de Pina en el año 1931, asegurando el agua para todo el año y los trabajos que esto conllevaba.

En los años 50 se roturaron nuevas tierras, tanto de huerta, (mejanas), como en el monte.  En los años 60 comenzaron los proyectos de Concentración Parcelaria, finalizada ésta totalmente en el año 1979. También se arreglaron los caminos vecinales, se hicieron todos los riegos y acequias de cemento, siempre con la ayuda del   I.R.Y.D.A. , así como los trabajos de elevación de las aguas del Ebro para regar el monte, comenzándose a regar 2500 Ha. más como segunda fase de regadío de monte. Actualmente existen 4109 Ha. de regadío contrastando con las 1042 Ha. que había regadas en 1960. 

   
En esta sección encontrarás todos los datos históricos que hemos encontrado en diferentes publicaciones, narraciones y documentos donde se habla de Quinto.
Si dispones de material o conoces libros, referencias que puedan enriquecer esta seccion y quieres compartirlas con el resto del mundo ponte en contacto con nosotros.