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El plan del Gobierno de la Republica consistía en hacer confluir sobre Zaragoza cuatro Agrupaciones, que avanzarían resueltamente hacia la ciudad desde el norte, el este y el sur para tomarla en breve tiempo y distraer fuerzas Nacionales del Frente del Norte. Las Heroicas Brigadas Navarras estaban a punto de tomar Santander y proseguir hacia Asturias La Agrupación A lo haría a partir de las dos horas del día 24 de Agosto del año 1937, inicialmente sobre Zuera y después de atravesar el río Gallego dejaría una brigada para retener el Cruce del Ferrocarril y la Carretera y prevenir cualquier peligro procedente del norte; simultáneamente destacaría una columna motorizada, compuesta por otra brigada, una compañía de ingenieros, una batería de artillería y todos los tanques y blindados de la Agrupación, cuyo grueso se dirigía a Zaragoza, siguiendo la carretera Zuera- Villanueva del Gallego, en tanto una fracción de la misma, integrada por un batallón motorizado, lo haría por la otra parte del río, a lo largo de la carretera Zuera- San Mateo de Gallego; la misión de esta pequeña columna sería flanquear la anterior. Al llegar la brigada motorizada a San Gregorio, a siete kilómetros de Zaragoza, dejaría un batallón que ocuparía la posición y la defendería, y con el resto de las fuerzas entraría en la ciudad atravesando los puentes de Hierro y de Piedra, hasta llegar a la Estación de Ferrocarril y El Pilar. El grueso de la Agrupación seguiría a la columna motorizada, ocuparía Villanueva del Gallego y entre las 21 y 22 horas del día 24 entraría en la ciudad, en la que tomaría posesión del Castillo de la Alfarería, de las casas de Teléfonos y Correos, de la Audiencia Provincial y del Hotel Universal, donde según la orden, se alojaban los técnicos alemanes e italianos. La Agrupación B se concentraría en la zona de Farlete e iniciaría su avance a las cuatro horas del día 24, por la carretera de los Pedruscos, Villamayor y Sta. Isabel, y como la anterior, destacaría un grupo motorizado con una batería que debía de llegar a Zaragoza entre las 21 y 22 horas, lo más tarde. Los últimos kilómetros de su recorrido los haría por el mismo itinerario que el grupo de flanqueo de la Agrupación A. La Agrupación C tenía su base de partida en la zona de Pina de Ebro, al norte del río; a las cuatro horas atravesaría la corriente fluvial y progresaría hasta la Estación de Ferrocarril de Pina, y desde allí seguiría hasta cortar la Carretera de Zaragoza a Quinto, entre los Kilómetros 36 y 39, en los que se fortificaría dejando libre la calzada. al amanecer del día 25, atacaría Quinto en combinación con tropas del V Cuerpo de Ejercito de la agrupación D, en la que quedaría absorbida. La Agrupación D, que constituía la fuerza principal, adelantaría su acción a las 21 horas del día 23 de agosto, es decir, siete horas antes que las restantes, y como en Brunete, intentaría una infiltración nocturna por sorpresa, que debía situar en la línea Mediana- Fuentes del Ebro a la 4ª Brigada de Caballería y a la 100ª Brigada de la 11ª División. Esa vanguardia retendría la línea alcanzada, en la que se fortificaría, y detrás de ella dos brigadas alcanzarían las alturas existentes entre Quinto, Mediana y Fuentes de Ebro, desde las que cooperarían con la Agrupación C en el asalto a Quinto. Otra Brigada atacaría el pueblo de Codo y cortaría la carretera de Belchite a Zaila y Mediana, situándose frente a Belchite. Mientras se desarrollaban esta acciones de limpieza a retaguardia de la línea Mediana- Fuentes de Ebro, alcanzado por la vanguardia, el grueso de la Agrupación la atravesaría y seguiría rápidamente a Zaragoza, y después de alcanzar y ocupar Torrero y Montemolín penetrarla a las 21 horas en la ciudad, posesionándose de Telégrafos, del CG. Falangista, de sus Servicios de Información, de los Cuarteles del Ejercito, de las Estaciones de la MZA y Ferrocarriles de Cariñena, del Banco de España y del local de la CNS, hasta llegar a la calle del Coso y la plaza San Miguel, donde enlazaría con las Agrupaciones A y B. El día 25 se ocuparía Quinto y las fuerzas que alcanzaran la línea Mediana- Fuentes de Ebro avanzarían hasta otra, jalonada por Zaragoza, Cadrete y el Km. 12 de la Ctra. de Cariñena. Cooperando con las fuerzas de Modesto las tropas en línea del XII Cuerpo (25ª Div.) avanzarían el día 24 hasta 500m de belchite, al objeto de dar la impresión de un avance general por todo el frente, en tanto una división eventual, la de flanqueo que mandaría el Tcol. Pérez Salas, iniciaría sus operaciones, como las restantes agrupaciones, a las cuatro horas del día 24, con la misión de ocupar la Puebla de Albortón y envolver Belchite por el noroeste, cortando sus comunicaciones a la vez que cubría el flanco izquierdo de la Agrupación D y colaboraba en el cerco total de Belchite. La orden disponía que toda la atención de los mandos debía de concentrarse en el objetivo principal, hasta llegar a "desatender en absoluto las acciones secundarias sobre Quinto u otras a retaguardia". Vicente Rojo en sus instrucciones generales reclama sorpresa y secreto, y rubrica: "no atacar de frente, pasar de lado las vanguardias y envolver los gruesos". Señala que "las direcciones de ataque elegidas constituyen puntos débiles de la línea enemiga contra la que no debe de empeñarse un combate por el fuego". "Profundizar sin temor a dejar los flancos descubiertos, en la seguridad de que otras fuerzas de la retaguardia tienen la misión de apoyar y crear la seguridad de las que profundizan". A la caballería le advierte, como a las fuerzas motorizadas, que "no teman superarse mucho del grueso de las columnas, pues sus movimientos serán fáciles, ya que desde los primeros momentos operaran en zonas de retaguardia, donde el enemigo no está organizado y si actitud no puede ser otra que la de desconcierto y débil resistencia". A la aviación, de la que se queja que actúa con demasiada independencia, le pide mayor enlace con tierra, pues "no debe olvidar que la infantería tiene la impresión de que la aviación nuestra actúa muy poco tiempo a su vista y en cooperación con ella". En cuanto a la presunta respuesta del enemigo, supone Rojo que este lo hará con reservas locales, pero que estas reservas deben ser batidas y arrolladas. Más tarde es de esperar que empleen aviación en número restringido, a la que contestará la caza y la antiaérea. Supone que el enemigo intentará acciones en masa de aviación y artillería, en cantidad de 50 a 80 aparatos, pero para entonces nuestras tropas deben de tener líneas sólidas, estar perfectamente enlazadas con las unidades laterales, y por lo tanto, en disposición de hacer frente con éxito al contraataque, Dada la tenacidad del enemigo, supone que la lucha será dura a partir de ese tercer o cuarto día y que mandos y tropas deben estar en condiciones de resistirla durante un periodo prolongado de 15 a 20 días. El V Cuerpo de ejército, del que se desprendió la 45ª Div. que paso a la zona del XI Cuerpo, era el encargado de realizar el esfuerzo principal y dicto su orden de ataque número I a las 13h del 22 de agosto. Modesto articulaba sus fuerzas en cuatro columnas: 1ª Columna al mando de Luis Rivas Amat, jefe de la 100ª Bda. mixta, constituida por esta y la 4ª Bda, de caballería. Era la encargada de situar un frente defensivo en la línea Mediana-Fuentes de Ebro y ocupar ambas localidades hasta que una vez conquistada Zaragoza pasara a la línea Zaragoza-Cadrete, Km. 12 de la Ctra. de Cariñena. 2ª Columna al mando del General. Walter, que contaría con las tropas de las Brigadas Internacionales XI y XV, y cuya misión sería la de envolver y ocupar Quinto, limpiando el terreno circundante. 3ª Columna al mando de Nilamón Toral Azcona, jefe de la 32ª Bda. de la 35ª Div., que tendría a sus ordenes su brigada y la 116ª Bda. de la 25ª Div. Su misión sería la de ocupar Codo y seguir hacia Belchite que sitiaría en cooperación con la 25ª Div., reducida a una sola brigada: 118ª Bda. de Cristiano Castán. 4ª Columna, la principal, mandada por Líster e integrada por las 1ª y 9ª Bdas. cuyos jefes eran Fco. Cacho Villarroig y José Montalvo, que habían sustituido a Alberto Sanchez y Gonzalo Pando, muertos en Brunete. La columna, totalmente motorizada, se lanzaría resueltamente por el Camino Viejo y a ella correspondería el honor de entrar la primera en Zaragoza. En Reserva del cuerpo mantenía Modesto a la 134ª Bda. mixta de la 31ª Div. que tenía por jefe al Cte. de Infantería Celestino Miranda. Como medios adicionales, la Agrupación Modesto contaría con dos grupos de 7´62; dos de 105mm y uno de 75mm; tres Bons. de Ingenieros; un Bon. y una Cía. de Tanques y 35 Blindados. Des estos medios se le entregaron a Líster 24 Tanques, 27 Blindados y 2 Baterías de Artillería. Todo el resto, excepto 10 Tanques que se afectaron a la 2ª columna, quedaron a disposición del cuerpo. Modesto analiza el frente del enemigo, del que dice que tiene su primera línea dos Kms. al sur de Belchite y se prolonga por un sistema de defensa que rodea el pueblo "constituyendo el conjunto, una mediana organización defensiva reducida a la ocupación de pequeñas posiciones, dejando grandes espacios sin ocupar". En cuanto a sus efectivos dice que su densidad "es muy pequeña en Codo y algo mayor en Belchite y Quinto, sin ser excesiva". Estas ordenes dan fin al periodo de preparación y principio a la fase de operaciones, pero en la distribución de fuerzas y medios hay algo notable que debe consignarse forzosamente y es que de las 28 Bdas. implicadas (27 mixtas y un de caballería), ocho eran de base confederal (116ª, 117ª, 118ª, 119ª, 120ª, 127ª, 141ª y 153ª) y catorce de base comunista (1ª, 9ª, 100ª, XI, XII, XIII, XV, 6ª, 21ª,32ª , 102ª, 122ª, 123ª y 124ª). Todos los jefes de la 4 agrupaciones y de las cinco columnas de la Agrupación Modesto y la Div. Eventual de Flanqueo eran comunistas excepto Pérez Salas. Inicio de la Operación: 24 de Agosto de 1937, 5´00h de la mañana El General Pozas estableció su puesto de mando en Bujaraloz y en su enmendación se situó el Jefe del Estado Mayor Central, Col. Rojo. Los ataques se iniciaron después de los inevitables retrasos motivados por las dificultades en los relevos de las unidades en línea y en los movimientos previos de las fuerzas para situarse en sus bases de partida. La Agrupación A vadeo el Río Gallego y llegó hasta las inmediaciones de Zuera que no pudo ocupar, como tampoco su Estación de Ferrocarril situada en la otra orilla del río. El inefable Kléber, de la agrupación B, empezó pronto a enviar sus fantásticos informes dando cuenta de supuestas victorias que esta vez limita en extensión por haber encontrado "fuerte resistencia". En realidad apenas había hecho nada ni topado con nadie. La Agrupación C atravesó el Río Ebro y ocupó la Estación de Pina. La fuerza principal consiguió los objetivos menores, pero fracasó en sus grandes misiones. La primera columna, al mando del Mayor Rivas llegó hasta el frente de Mediana - Fuentes de Ebro, pero no logró ocupar ninguna de las dos localidades en las que las guarniciones resistieron tenazmente. La columna del Gen. Walter conquistó el Cementerio de Quinto y aisló el pueblo en el que sus ocupantes se mantuvieron con firmeza rechazando dos ataques sucesivos. En vista de ello Modesto solicito del Gen. Montenegro, no de Hidalgo de Císneros, que acudiera la aviación para efectuar un bombardeo masivo de preparación antes de un tercer ataque que cree "no será difícil pues escasamente hay unos doscientos hombres". La columna de Toral rebasó y cercó Codo y llegó más allá de Belchite, por lo que al final de la jornada pudo reforzar el sector de Mediana con la 32ª Bda. y el de Quinto con la 116ª Bda. La columna motorizada de Líster avanzó hasta Fuentes de Ebro, pero de allí no se podía pasar porque el pueblo y la carretera se defendían ferozmente por la guarnición local. No obstante, el General RUSO Gregorovich facilitó personalmente una información que transmitió el ejercito al Estado Mayor Central, con la salvedad de que "hasta el momento actual" no ha sido confirmada, en la que el general soviético aseguraba que la columna de Líster se encontraba a 1500m de los puentes de Zaragoza y que personalmente había viajado en un blindado para comprobar las resistencias existentes. Los mariscales soviéticos faroleaban tanto, por lo menos, como sus alumnos carpetovetónicos. En conjunto, el avance había sido considerable en el sector de Zuera y profundo en el de Belchite, pero su significado era escaso, pues se reducía a progresiones en los espacios vacíos. Las posiciones, rebasadas o no, resistían con firmeza y la línea Mediana - Fuente de Ebro, que habría de servir como base de lanzamiento de la columna motorizada, no se había ocupado. Al flanco izquierdo, la División Eventual de Pérez Salas tampoco llegó a la Puebla de Albortón y a su derecha las fuerzas que le quedaban al Col. Sanchez Plaza avanzaron hacía Belchite que quedó prácticamente aislado. De lo planeado a lo conseguido distaba un abismo, pero aún así se mantenía un moderado optimismo, pues en general se había apreciado alguna debilidad en el dispositivo enemigo, aunque se mantenía en lo fundamental. Las jornadas siguientes irían quebrantando lo que quedaba de optimismo, al tiempo que la resistencia del enemigo se endurecía en el frente y se mantenía desesperadamente en los reductos dejados en la retaguardia. El día 25 los nacionales contraatacaron a la Agrupación A que cedió parte de lo ocupado la víspera en la margen derecha del Río Gallego. Kléber se lanzó a la conquista de Villamayor del Gallego, localidad que atacó con dos batallones que retrocedieron al ser contraatacados. Se les reitera la orden de ocupar el pueblo e insisten de nuevo sin éxito. La Agrupación C enlazó en Quinto con la D y, como estaba previsto, quedo integrada en ella después de ocupar la ermita de Boneste. Las fuerzas de Modesto, incrementadas como hemos visto con la Agrupación C, no lograron grandes cosas: Wálter siguió estrellándose ante la reducida guarnición de Quinto, en tanto la 116ª Bda. del anarcosindicalista Boada, más afortunada, logró ocupar Codo al caer la tarde, después de que sus defensores, requetés - Catalanes del Tercio de Requetés de Ntra. Señora de Montserrat -, habían perecido en su casi totalidad. Al final de la jornada Quinto se encuentra también prácticamente ocupado aunque en su interior se mantienen algunos núcleos aislados de defensores que resisten. Todo esto ocurría en la inmediata retaguardia del grueso de las fuerzas de Modesto que habrían de desarrollar el máximo esfuerzo en la dirección principal. En ese sector se hicieron intervenir, afectándolos al V Cuerpo, a la 21ª Bda. de la 24ª Div. y a la 134ª Bda., que normalmente pertenecía a la 31ª Div., pero que, para la operación figuraba como reserva de la Agrupación D. Estas dos unidades reforzaron la punta de lanza de la 11ª Div. que siguió estrellándose ante Fuentes de Ebro cuyas posiciones defendían los Guardias de Asalto de Zaragoza. En Mediana chaqueteo la 4ª Bda. de Caballería que ese día y la víspera había sufrido muchas bajas y fue allí donde se situó la 134ª Bda. Líster tomó a su cargo el mando de todo el frente entre Mediana y Fuentes de Ebro, y su columna motorizada se mantuvo tascando el freno a 2 km. a retaguardia de Fuentes de Ebro. En el frente del XII Cuerpo se consiguieron ligeros avances de las Div. 30ª y 25ª, y el día 26 quedo a cargo de esta gran unidad el asedio de Belchite, cuyo cerco total quedó perfilado; también quedaron encuadradas en el XII Cuerpo las fuerzas que la víspera ocuparon Codo con lo que pasó a ser responsabilidad de Sanchez Plaza la limpieza de todo el terreno a retaguardia de Líster. Según Vicente Rojo estas fuerzas hicieron 821 prisioneros y capturaron 6 piezas de artillería, 20 ametralladoras y 1500 fusiles. aún suponiendo que en esa cifra se englobaron las pequeñas guarniciones de Codo y Quinto y la de las posiciones del sector, la cifra parece algo exagerada y muy fácilmente incluya a los paisanos de esas localidades. La Div. Wálter dio por finalizada la limpieza de Quinto a las 18h del día 26. En Fuentes de Ebro se luchó con extremada violencia pero no se consiguió dar un paso adelante. Al darle cuenta Rojo a Prieto de las novedades de la jornada le dice para consolarlo "que el enemigo está muy agotado". La orden general de operaciones número 2 del V Cuerpo, fechada a las 21´50h del día 26, señala que sus fuerzas han alcanzado una línea jalonada por el km. 4 de la Ctra. de Belchite a El Burgo - Cabeza de los Dineros - Alturas al SE de Mediana - alturas de la margen derecha del Río Ginel - Rodén - 800m al sur de Fuentes de Ebro - Quinto. Para el día 27 ordena que la 11ª Div. , reforzada por la 134ª Bda., ocupe Fuentes de Ebro, corte la Ctra. de Belchite a El Burgo, y se instale en las Alturas al N del valle del Río Ginel que dominan Mediana y Fuentes de Ebro. Detrás la 35ª Div., una vez conquistado y limpiado Quinto, pasaría a ocupar posiciones en la Ctra. Zaragoza - Castellón entre los km. 27 y 28 y desde allí avanzaría al amanecer hacía Zaragoza. Una de sus brigadas, la XI internacional, quedaría enlazando con la 11ª Div. cuando llegara a la Manga, al S de la Matilla y al N de Fuentes de Ebro, en tanto las otras que serian la XV internacional y la 102ª Bda. seguirían hacia Zaragoza, en cuyo itinerario fuerzas de la XV Bda. guarnecerían y mantendrían a toda costa el Cruce de la Ctra. General, por la que avanzaban, con la de Belchite a El Burgo, pueblo que ocuparían unidades de la 102ª Bda. Señala, como norma de conducta, a las fuerzas de Wálter que el avance debía de efectuarse entre el río y el ferrocarril "sin pretender forzar aquellos núcleos, como Fuentes de Ebro, que podrían entorpecer la marcha" y añade: "cuidar el enlace con la 11ª Div. pues de ello puede depender el éxito". El primer día se pensaba que bastarían dos brigadas para ocupar y defender la línea Mediana - Fuentes de Ebro y otras dos para dirigirse simultáneamente a Zaragoza. el día 27, tres más tarde, toda la División Líster, reforzada con las brigadas extraídas de las Div 24ª y 31ª y con los restos de la 4ª de Caballería, resultaban insuficientes para proteger la línea de partida y había que renunciar a ocupar Fuentes de Ebro limitándose a rebasarle por su flanco. Para el avance hacía Zaragoza se necesitaba a toda la División Walter, que previsoramente iba reduciendo su punta de lanza, a medida que progresaba, al tener que dejar grandes jirones de sus fuerzas en la protección del itinerario. Al norte del río las agrupaciones A y B siguieron frenadas y lo único que pudo decir Rojo en su informe al ministro es que la A conservaba sus posiciones. Kléber sigue fracasando frente a Villamayor y se lamenta de que la XII Bda. Internacional, los italianos der Pencheniatti, no "tienen su moral a la altura necesaria" y de que los sindicalistas de la 119ª Bda. "no valen para nada". En realidad la XII Brigada Internacional sufrió fuertes bajas y a pesar de los refuerzos recibidos de las Bda. 130ª,131ª y 141ª no logró sus objetivos. Kléber alaba a los de la 130ª y se queja del comportamiento de los demás, de los que dice que no estaban fogueados. Demasiadas disculpas para velar una clara incapacidad en el mando. Las ordenanzas españolas dicen sabiamente que ningún superior puede disculparse, en asuntos que debe vigilar y dirigir por sí, en errores o faltas de sus inferiores. Kléber no deja de hacerlo nunca, siempre son sus inferiores los responsables de lo que pudo y debió de hacer él. En esta jornada relevó a Pencheniatti del mando de la XII Brigada Internacional, que entregó a Nino Raimondi, lo que no mejoró las cosas. En la jornada del 27 continuó la acción ofensiva en todos los sectores y durante ella se alcanzó la máxima penetración de las fuerzas del Gen. Pozas. Pérez Salas logró llegar a la Puebla de Albortón. La agrupación A de Trueba forcejeó sobre Zuera, localidad en la que se sucedieron ataques y contraataques, y el sector principal, el cuarto Bon. de la 100ª Bda. de Líster alcanzó Mediana. En la inmediata retaguardia, Belchite atraía la atención general y el Col. Sanchez Plaza, que como dijimos quedó encargado de su captura, solicitaba para lograr su objetivo "tropas más aguerridas", petición que provocó un telegrama del Gen. Pozas, que debió del ser muy duro, pues Sánchez Plaza lo calificó de "muy desagradable". Para el cerco de Belchite disponía de la Bda. 118ª que mandaba Castán y de parte de la 117ª de Agustín Barrios y como le pareciera insuficiente solicitó a la agrupación D la cesión de la 153ª Bda., la antigua columna "Tierra y Libertad", a la que según Sanchez Plaza, podría relevar la 32ª Bda. mixta de Toral. La tercera columna, entonces constituida por las Bdas. 116ª que mandaba Boada y la 32ª que era la de Toral, tuvo como objetivo el día 27 el de consolidar la ocupación de Codo en tanto se preparaba para futuras operaciones sobre Belchite. La 133ª Bda. mixta que mandaba el Mayor de Inf. Rodriguez Bozmediano, tenía como misión la vigilancia y protección del flanco izquierdo en contacto por el norte con el 5ª Reg. de Caballería que relevó a la 4ª Bda., muy diezmada, que paso a retaguardia a reorganizarse; por el sur debía de enlazar con la tercera columna. De hecho todas estas fuerzas se ocupaban en actividades de limpieza y reconocimiento de la zona embolsada y por tanto participaban, ya directamente y a indirectamente en el asedio de Belchite. Lo que Sánchez Plaza solicitaba es que todas ellas pasaran a sus ordenes. Al norte del río, Kléber, que fue reforzado por la casi totalidad de la 44ª Div, siguió siendo incapaz de alcanzar Villamayor del Gallego y la agrupación A mantuvo vivo su forcejeo ante Zuera, donde se sucedieron a lo largo de la jornada una serie de violentos combates. El día 28 se inicio formalmente el asalto a Belchite, ya totalmente sitiado, y la guarnición rechazó el ataque durante el cual la 153ª Bda. salió chaqueteando logrando sacar de sus casillas al Col. Sanchez Plaza que en sus diario dice que se portaron como unos "cabrones". La 32ª Bda. también participó en la lucha pero Toral se quejo de que la defección de los de la 153ª Bda., le hizo fracasar también a él al quedar con fuerzas insuficientes para cubrir todo el frente. Como compensación los confederales de la Bdas. 116ª y 117ª lograron hacerse con las posiciones de la Novia del Viento y Románico mereciendo la felicitación del Col. Sanchez Plaza. En el frente exterior, Pérez Salas atendió a dar seguridad al flanco izquierdo de la penetración corneándose hacia Fuendetodos y ordenó que se fortificará la línea Fuendetodos - La Puebla de Albortón - Mediana. Modesto intentó de nuevo atravesar la línea Mediana - Fuentes de Ebro, en la que ya se combatía, toda la 24ª Div., sin que le acompañara el éxito. Al norte del río Trueba volvía a fracasar frente a Zuera, aunque el día 27 logró conquistar su estación. Sus Bdas., la 122ª, 123ª, 124ª y 127ª, esta última confederal, recibieron al final de la jornada la orden de establecerse defensivamente después de un nuevo fracaso en el intento de avanzar hacia San Mateo de Gallego por la orilla izquierda del río, por donde según el plan inicial debiera haberlo hecho la pequeña columna motorizada de flanqueo de la principal. Kléber anunció como éxito el regreso a sus líneas de los batallones primero y cuarto de la XIII Bridada Internacional, los que tenían por nombre los de Palafox y Dombronski, que llevaban dos días perdidos. Según su versión digna de un periódico humorístico, esos batallones habían ocupado el día 27 Villamayor, localidad en que capturaron prisioneros a un Estado Mayor Español y otro Alemán. Como en el combate se quedaron sin municiones se vieron obligados a abrirse paso a la bayoneta por San Gregorio, replegándose con 130 prisioneros entre los que figuraba el Cte. militar de la plaza y 4 alemanes. Contraatacados pasaron por momentos difíciles y solo lograron alcanzar la líneas propias 130 hombres que llevaban consigo 30 prisioneros. Es difícil camuflar mejor un mayor desastre. La realidad es que esos dos batallones anduvieron perdidos y desorientados, acorralados y hostigados por el enemigo que los aniquiló casi totalmente pues lo único cierto del informe de Kléber es que ellos no lograron regresar más que 130 hombres. El día 29 fue de calma pues agotada prácticamente la capacidad ofensiva del ejercito del Este sus tropas se vieron obligadas a descansar sobre la línea alcanzada. La única actividad se centró en torno a Belchite que vio estrechado su cerco. Sánchez Plaza reunió para el asalto de la plaza a las Bdas 116ª, 118ª, 32ª y 153ª y solicito refuerzos pues el "enemigo concentró huidos en Belchite y resiste con nutrido fuego". El frente recibió la visita del Col. Rojo y el Gen. Pozas que cedieron a Sánchez Plaza 20 tanques y un grupo de artillería "para hacer el asalto mañana previo bombardeo de aviación y preparación de artillería". La jornada de descanso fue aprovechada para rehacer el dispositivo de ataque y Pozas decidió reanudar la ofensiva para lo que dictó su orden general número 14 (segunda relativa a la batalla). En ella disponía que la agrupación D quedara constituida por las Div. 24ª y 35ª, al mando de Gallo y Wálter, aquella con las Bdas. 3ª y 134ª y esta con las Bdas. Internacionales XI y XV; la agrupación se reforzaría con la 145ª Bda. Mixta, la cuarta de caballería, que volvía a entrar en línea, y cuatro baterías antiaéreas conservando toda su artillería, blindados e ingenieros. La 24ª Divisón debía de atacar en dirección al cruce de caminos de Valdespino situado al noroeste de Torrecilla de Valmadrid de donde continuaría a Zaragoza por la Cartuja siguiendo el trazado del ferrocarril de Utrillas. La 35ª División iría directamente contra Torrecilla de Valmadrid y desde allí progresaría hasta Zaragoza por Torrero. La Brigada de Caballería y la 145ª protegerían el flanco de Walter avanzando en dirección a Cadrete hasta alcanzar la carretera de Cariñena en el Km. 12. de acuerdo con estas directrices el día 30 al amanecer las fuerzas de la agrupación D habrían alcanzado la línea Puig - Aguila - Km. 109 del Ferrocarril de Teruel - Verde - Torrecilla de Valmadrid - Km. 105 del Ferrocarril de Utrillas y Cima Señora, mientras las fuerzas motorizadas y los ingenios blindados entrarían en Zaragoza. La línea de partida quedaría cubierta por una nueva agrupación, que se denominaría agrupación F constituida por las Bda. 102ª, 120ª y 143ª todas ellas al mando del Capitán de Infantería Nicanor Felipe, jefe de la última y que relevaría a la desgastada 11ª División que pasaba a la reserva del ejercito para ser reorganizada. El frente de la Agrupación F iría desde el río Ebro hasta Fuentes de Ebro, en tanto el sector de Mediana quedaría cubierto por la 21ª Bda. Mixta que dejaría la 24ª Div., en la que sería sustituida por la 134ª Bda. Las nuevas fuerzas experimentaron un nuevo fracaso. El frente nacionalista resultaba ya inexpugnable y no sólo aguantó el envite sino que intentó romper la línea enemiga para socorrer la guarnición de Belchite; el punto elegido fue el sector norte de Mediana defendido por la 24ª Div. Walter se vio obligado a acudir en su auxilio y el problema quedó resuelto "con alguna perdida de terreno". Durante la jornada, 10 Junkers Ju-52 escoltados por 21 Fiat CR-32 abastecieron a los defensores de Belchite a los que según Sánchez Plaza lanzaron "30 grandes sacos". A pesar de ese consuelo el cerco de la ciudad se estrechó y los defensores quedan reducidos al casco urbano. El día 31 se mantuvo con idénticas características. Al norte del Ebro los nacionalistas contraatacaron por el sector de Zuera y para aliviar su empuje, Kléber recibió la orden de presionar por su frente lo que prometió hacer. En Belchite se luchó ferozmente y las trincheras cambiaron varias veces de mano pues los defensores estaban dispuestos a vender caras sus vidas; en la jornada perdieron la Estación de Ferrocarril y varias trincheras que habían tomado poco antes, aprovechándose los defensores de una suspensión del ataque debida a la necesidad de "repostar los tanques y habilitar los útiles después de la inutilización de algunos por el bombardeo de la aviación", única protección y apoyo del que gozaban los sitiados. A las 5 de la tarde Sánchez plaza reanuda el asalto "lográndose la total ocupación de la meseta con sus obras fortificadas al noroeste, primeras casa y trincheras de las eras". Al parecer lo conseguido no satisfizo al Gen. Pozas que quitó el mando del sector al Col. Sánchez Plaza entregándose al Gen. Walter, que se hizo cargo a las 20h. Sánchez Plaza se sometió con evidente disgusto y el nuevo jefe se dispuso a terminar con la resistencia. El coronel sustituido termina así en su diario el relato de la jornada "entrego el mando del sitio al Gen. Walter por orden del Gen. Pozas. Se transmite a todas las unidades que hay que resolver lo de Belchite, pero…". En esos puntos suspensivos se encierra todo el escepticismo del Coronel, sobre lo que abría de conseguir su sucesor, que además de todas las Brigadas empeñadas hasta la fecha hizo intervenir a sus dos Brigadas Internacionales y al 35º Grupo de guardias de asalto. Sánchez Plaza comenta: "se pidió una Brigada; ahora envían dos más y un grupo de Artillería y la aviación a disposición del General" y luego añade "nosotros carecíamos de ella y sufrió la tropa 15 bombardeos". Con esta acumulación de medios el ataque adquirió un vigor desusado y Walter, a las 24h, da parte de que han quedado "ocupadas las defensas de Belchite que queda virtualmente ocupado pues quedan únicamente el casco de la población y el Seminario, por lo que será fácil mañana terminar la total ocupación". Sánchez Plaza en el telegrama en que da cuenta a Pozas de haber entregado el mando precisa "a las 24´15h entrego mando Sector Belchite a Walter, virtualmente ocupado". Sin embargo, Sánchez Plaza tendría ocasión de no tener que lamentar lo que le parecía la víspera un deseo de hurtarle un legítimo triunfo. La ciudad "virtualmente ocupada" sigue resistiendo. Cordón llama a Sánchez Plaza para que le informe y este le dice: "Amigo Cordón; aprecio diferencias con otras grandes unidades dotadas con gran lujo de fuerzas y elementos, y nosotros no tenemos que aprender nada de extranjeros". La misma queja elevó al Comisario General del Ejercito. Cordón le contesta: "Enterado vuestro telegrama al Comisario, lejos de separarle del mando se le ha ampliado este, incluido Belchite, en el que espero entres muy pronto a la cabeza de tus tropas como mereces por tu actuación". Sánchez Plaza ve con asombro que se le restituye en su puesto y comenta en su diario: "No se que ha pasado por parte del Mando". Pozas le confirma lo dicho por Cordón, a la vez que le ordena que contribuya con la máxima energía a la ocupación de Belchite. "¿Qué ha sido esto?" pregunta estupefacto el Coronel Sánchez Plaza en su diario. Ha sido, que desvanecida toda ilusión ofensiva, toda la atención se centra en Belchite en donde se espera encontrar un premio de consolación con vistas a la galería propagandística. Si después del total fracaso de la ofensiva no se lograra ni esta pírrica compensación, al fracaso se uniría el ridículo y este, junto al desánimo provocado por la caída de Santander el día 27, podía producir efectos morales incalculables. Si a esto se suma que la ocupación de Santander se cargó al haber de Mussolini, tanto por la propaganda gubernamental como por la prensa fascista italiana, parecía conveniente impedir que la conquista de Belchite pudiera endosarse a Stalin. Era mejor que el polaco-sovietico Walter pasara a segundo termino y que en Belchite entraran fuerzas españolas con mando español. Si la Agrupación D hubiera entrado en Zaragoza, hubiera parecido justo dejar Belchite a las internacionales, pero al quedar totalmente excluida la posibilidad de alcanzar la capital de Aragón, los planes tenían que cambiar. No era un "mea culpa", ni una reparación a Sánchez Plaza. Sin embargo, los de Belchite parecían decididos a fastidiarles la función a sus presuntos conquistadores y extremaban la resistencia fuera de todo calculo; por añadidura los nacionales presionaban insistentemente en todo el frente y muy especialmente en dirección a la Salina, al vértice Sillero y a Mediana y también al Norte del rió Ebro la Agrupación A se ve igualmente comprometida. Las Fuerzas atacantes eran escasas y no parecían capaces de lograr una penetración profunda pero aun así, el General Pozasa no las tenía todas consigo, para colmo Kléber le sigue defraudando y la presión que se había comprometido a ejercer para aliviar el frente no logra efecto ninguno. El Col. de la Iglesia, segundo jefe de Rojo, recibe un telegrama de éste en el que refiriéndose a Kléber, dice: "no consigue nada a pesar de sus promesas", el temor de que los nacionalistas logren levantar el cerco de Belchite sobrecoge a todos. El día 2 se suceden los asaltos a la ciudad. El 35ª Grupo de Guardias de Asalto ataca el Seminario en el que logran entrar a las 15h, pero "se lucha en el interior, caen algunos y nos echan; hay que esperar la noche". La 117 ª Bda Mixta ataca el depósito de agua y el transformador, pero también aquí el "enemigo arroja a nuestros soldados del terreno conquistado". La 153ª Bda. logra penetrar en el pueblo por la carretera de Mediana y la XV Internacional ataca precedida de tanques. el parte oficial de final de la jornada afirma que los atacantes ocuparon el Seminario y la Plaza de Toros y lucharon en el interior del Casco Urbano donde se combate en la Calle Mayor. Anotan el detalle de que el hedor es insoportable. Los defensores que no leen el parte oficial, siguen firmes en sus puestos hasta más allá de la muerte. Al día siguiente la situación del Seminario resulta insostenible y sus defensores intentan una salida para alcanzar el pueblo. Sánchez Plaza dice en sus diario que lo hicieron gritando ¡Viva la revolución!, para engañar a nuestra gente", pero esto es totalmente inverosímil". Cuarenta defensores cayeron prisioneros y los restantes consiguieron su propósito. Poco antes de amanecer los de Asalto ocupaban el Seminario. A las 6h se inicia el asalto del pueblo, pero la heroica resistencia de la guarnición rechazaba todos los ataques. Sánchez Plaza, admirado y asombrado, escribe en su diario; "defienden el terreno palmo a palmo, barricada a barricada, casa a casa" El 35º Grupo de Asalto, la XV Bda. Internacional, las confederales de las Bdas 117ª y 153ª, y la 32ª de Toral logran escasísimas penetraciones. A las 16´45h Sánchez Plaza telegrafía a Pozas: "continua avance lento interior de pueblo. Enemigo hace tenaz resistencia en la parte sureste. A las 16´30h se ha cogido otra pieza de 105, el Polvorín con granadas y herramientas y bastante armamento. Se tienen prisioneros cuyo número se determinará oportunamente". Y las 19´30h comunica al general: "Belchite está tomado, queda la labor de limpieza y registro de casas del pequeño sector del pueblo donde los insensatos aún resisten sin salida posible, pues las fuerzas están debidamente establecidas en servicio de seguridad, para mañana poder telegrafiar a V.E: en Catedral ondea la bandera de la República. Los soldados del pueblo conquistarán Belchite y este Estado Mayor y su jefe supieron hacer honor a la misión confiada por V.E.". Vicente Rojo transmite alborozado a Valencia: "último momento se ocupa Belchite". A pesar de todo los defensores de Belchite seguían en la brecha y sus camaradas de Zaragoza continuaban atacando en un desesperado intento de salvarles. El día 4 los hombres de Belchite siguen en sus puestos y Sánchez Plaza, que no ha podido cursar su telegrama, resume así la jornada: "durante la pasada noche y hoy se ha continuado la penetración de nuestra gente, casa a casa, barricada a barricada, destabicando, y el enemigo, con mucha moral resiste tenazmente llegándose a las 21h a distancias de los núcleos facciosos que oscilan entre los diez y cuarenta metros; se ha incendiado parte del pueblo y esta noche se intentará volar algún edificio y en este sentido se informa al general jefe a las 21´40h. Ha aparecido otro núcleo de resistencia en la Casa de la Boticaria" de los que abandonan las barricadas que se van tomando". Pozas, que la víspera había creído resuelta la papeleta, monta en cólera y a las 19´45h dice a Sánchez Plaza: "si dentro de media hora no tenemos noticias se hará un escarmiento ejemplar con todos ustedes por la desidia que manifiestan en el cumplimiento de las ordenes. Informe al mando cada hora, envié una moto o un auto ahora mismo. Sánchez Plaza subraya en su diario "muy desagradable". Los nacionales mantuvieron su presión durante ese día con la débil esperanza, que momento a momento se desvanecía, de poder socorrer a sus amigos. En el sector de Mediana lograron avanzar hasta ocupar el Km 22 al norte del vértice de Granetes, la Ermita de la Magdalena y la importantísima posición del vértice Sillero, pero ahí termino su capacidad de penetración y al no llegar la ansiada infiltración desisten. La agrupación de Belchite recibe autorización para rendirse pero obstinada, mantiene su legendaria resistencia en el ayuntamiento, la catedral, el Fuerte Adoni y en las barricadas de las calles. La 32 ª Bda. anuncia a las 4´15h del día 5 que se ha conquistado la catedral con su tercer batallón, pero la noticia resulta falsa. Ante la inminencia de la conquista de la ciudad se retira a la XVª internacional que pasan a Codo y el asalto final queda a cargo de las Bdas. 32ª y 153ª. la plaza está ocupada en su mayor parte y así lo anuncia Sánchez Plaza. El General Pozas, escéptico va a Belchite a las 13´30h del día 5 y el Coronel le acompaña en su recorrido por el pueblo para convencer al General de la realidad de su ocupación, pero los focos de resistencia se mantienen y en su diario comenta el Coronel "se sigue destabicando el pueblo destruido, siguen los focos, los núcleos de resistencia aún… ¡Cuando terminará esto!" A las 21h Toral informa que la catedral está definitivamente ocupada excepto la torre. La escalera para subir a ella ha quedado destruida por efectos del bombardeo y en lo alto seguían refugiados un grupo de enemigos a los que no había manera de hacerlos bajar. Para obligarles prendieron fuego a la catedral y el coronel comenta en su diario: " hay mujeres y niños ¡horrible!". Se han apoderado del Hospital con unos 80 heridos, médicos y enfermeras. Se han capturado unos 200 prisioneros que se enviaron al V cuerpo. Siguen resistiendo en la comandancia, pero creo que por poco tiempo. Han encontrado una casa llena de cadáveres pues por la imposibilidad de enterramientos, sin duda, los depositaban allí". Ese día la contraseña de Sánchez Plaza fue "Vencimos". Durante la noche del 5 al 6 los defensores que quedaban consiguieron efectuar una salida y algunos lograron alcanzar sus líneas. Entre estos se contaba el propio jefe de la guarnición, Cte. Santapau. Después de esta salida a la desesperada la 32ª Bda. consumó la ocupación del pueblo con la del Ayuntamiento y la Comandancia Militar y en ella anunciaba que "conseguidos los fines propuestas, aniquiladas las fuerzas enemigas al SE de Zaragoza, retirados grandes contingente de fuerzas del norte y parada la ofensiva contra Asturias", el ejercito pasaba "por unos días", a la defensiva. La ilusión no engañaba a nadie y el épico episodio de Belchite, aún terminado con la ocupación de la plaza, no permitía cubrir el tremendo fracaso sufrido. Vicente Rojo, aún tenia sus dudas de que la caída de Belchite y para comprobarlo envió a los Mayores Gascó y Colinas de su Estado Mayor y cuando estos le tranquilizaron telegrafió al ministro comunicándole la noticia y aclarándole que el número total de prisioneros capturados en la batalla fue de 2.411 de los que 672 los habían sido en los últimos días. Entre los prisioneros había tres curas. a esto se reducía lo que Pozas llamaba la aniquilación de las tropas enemigas al Se de Zaragoza. Prieto telegrafió el día 7 a Pozas felicitándole por su "victoria pírrica" en un documento que terminaba así: "Esta felicitación es la de un gobernante español a un general español y para un ejercito completamente español. Y el gobernante se congratula de que la victoria lograda no le obligue a rendir gratitud a ningún poder como acaba de hacerlo en forma de repulsivo vasallaje, el Caudillo faccioso aliado a las potencia invasoras. También VE. se congratulará de no compartir parabienes con generales advenedizos. Nuestras glorias y nuestras desventuras son y serán entero españolas". este documento era el que Prieto destinaba al consumo universal; en otro, íntimo y reservado, decía el propio ministro al mismo general: "Tantas fuerzas para tomar cuatro o cinco pueblos no le satisfacen al ministro de defensa ni a nadie; menos aún cuando todo esto sucede por los manejos políticos y la manifiesta parcialidad, maniobras y torpezas de la cantidad enorme de oficiales rusos que pululan en Aragón tratando a los militares españoles como si fueran elementos colonizados. De los mandos de Belchite, solo cinco tenían el grado de General: el español Pozas, los soviéticos Gregorovich, Montenegro y Kléber, y el polaco-soviético Walter; y de las tropas 4 Bdas. y 21 Bons. tenían mandos extranjeros. Realmente lo único verdaderamente cierto era lo de que Pozas no tenía porque rendir gratitud ni compartir parabienes con extraños advenedizos, pero únicamente porque no había nada que mereciera gratitud o que justificara tal felicitación. Conclusiones a la batalla y fuerzas implicadas: De todas las grandes batallas de la guerra fue esta en la que la mayor y más contundente desequilibrio hubo entre las fuerzas de ataque y las de defensa. Del lado gubernamental combatieron 9 Divisiones completas (11ª, 24ª, 25ª, 26ª, 27ª, 30ª, 35ª, 44ª y 45ª) con un total de 26 Brigadas; 5 Brigadas sueltas (102ª de la 43ª Div.; 134ª de la 31ª Div.; 141ª de la 32ª Div.; 127ª de la 28ª Div. y la 153ª autónoma); batallones sueltos de la 130ª Bda.; 4ª Bda. de caballería; el 5º Reg. de caballería; y la Brigada de Tanques. En conjunto, 31 Brigadas mixtas reforzadas por Batallones sin encuadrar lo que supone más de dos Brigadas por encima del máximo de fuerza que se empeño en Brunete en su sector principal. Frente a esa formidable concentración, los nacionales opusieron las fracciones de las 51ª y 52ª Div. que, o bien cubrían el frente afectado, o constituían reservas locales, y la Brigada Móvil del Col. Galera; solo recibieron el refuerzo de la 13ª Div. que llegó en parte de los montes universales después de haber combatido en Brunete y la 150ª que al final de la batalla de Brunete había quedado en reserva en el centro. Terminada la batalla llego la Brigada Mixta Italo-Española de Flechas que efectuó en la primera quincena de septiembre un contraataque en el sector de Zuera con reducción notable del saliente producido por las tropas de Trueba. En total efectivos del orden de 4 Div. frente a más de 10 del contrario. Esta enorme desproporción no resulta todavía suficientemente reveladora si no se relaciona con la escasísima densidad de ocupación del frente defensivo en los primeros días de la batalla. Tropas inferiores en número, pero que cubren su frente con densidad apropiada, tienen en principio, buenas oportunidades defensivas, pero no así las que por su insuficiencia dejan amplios intervalos sin cubrir y no pueden dar suficiente profundidad a su despliegue y a sus organizaciones. Decían los franceses que en la guerra moderna (en 1936) la terrible potencia del fuego sostenido, incluso sumariamente, por la fortificación y el valor de los obstáculos, obligaba a la ofensiva, sí quería romper sobre un frente amplio las defensas del adversario, a una enorme acumulación de materiales, y si quería que esta ofensiva resultara fructuosa era preciso reunir los medios necesarios para asegurarse, en el sector elegido, una superioridad indiscutible y durable. Todo ello lo consiguió el Gen. Pozas y nada de ello el Gen. Gil Yuste. Aquél mantuvo la acumulación de medios que le procuraron una superioridad indiscutible y durable; éste careció de fuego protegido y de obstáculos continuados para establecer una barrera que cubriera suficientemente su frente. Sin embargo, las tropas de Pozas no lograron cubrir sus objetivos: realmente fueron muy malos ejecutantes, tanto las tropas como los mandos. Líster insiste en que la responsabilidad recae en una mala distribución de las fuerzas atacantes en perjuicio para el esfuerzo principal, pero si en Brunete era en cierto modo válido su argumento, en Belchite no resulta en modo alguno convincente. Su vanguardia dispuso el primer día de cinco Bdas. y dos Bons. de Tanques y no logró superar el obstáculo que representaba Fuentes de Ebro donde la defensa estaba encomendada a dos Cías. de Guardias de Asalto. Luego la vanguardia se engrosó con las 24ª y 25ª Div. y la tercera columna, la de Líster, alcanzó una masa considerable que siguió fracasando en los días sucesivos; para entonces la defensa se había endurecido, pero siempre tuvo efectivos y medios inferiores a los del ataque. Cuando Líster fue relevado por la Agrupación F de Nicanor Felipe, el oficial de asalto siguió cosechando fracasos. Otra de las causas, según Líster, y en ella coinciden casi todos los comentaristas, en la que se distrajo excesivo número de fuerzas en vencer las resistencias aisladas que habían quedado a retaguardia. Este error, cierto y reiteradamente repetido, no tuvo aquí la trascendencia que en Brunete. En Brunete el mando, temeroso de sus flancos, detuvo la penetración hasta que se vencieran los obstáculos de Quijorna y Los Llanos de un lado y de Romanillas y Mosquito del otro; en Belchite las órdenes reiteradas fueron las de continuar. El V Cuerpo, muy reforzado en la Agrupación D, no tuvo otra misión que la de avanzar, ni otro objetivo que Zaragoza. Quinto y Codo detuvieron una jornada más de lo previsto a la 35ª Div., pero la 24ª Div. y las 134ª y 135ª Bdas de la reserva, compensaron ampliamente esta ausencia desde la segunda jornada, y en la tercera Wálter, con sus internacionales, tomo la responsabilidad de la vanguardia. De la limpieza del terreno a retaguardia se encargan las tropas en línea del XII Cuerpo, y es Sánchez Plaza el que dirige esta otra batalla que nada tiene que ver con la que desgraciadamente libraba Modesto. Cierto es que Sánchez Plaza se quejó pronto de lo escasas que eran las fuerzas que le habían dejado para ocupar Belchite y su comarca y también es cierto que no tenía razón en sus peticiones, pues para cumplir su misión bastaba con mantener el cerco y la vigilancia de los núcleos enemigos embolsados, pero también es cierto que el mando superior le exigía la rápida aniquilación de los sitiados y para asaltar sus posiciones se necesitaban medios artilleros y potente infantería. La orden de operaciones de Pozas prescribía acertadamente, que se desatendieran en absoluto las acciones secundarias y así se hizo en principio. Las fuerzas de maniobra seguían adelante; las tropas de línea limpiaban el terreno a su retaguardia. Sólo cuando las tropas de maniobra fracasan rotundamente se invierten los términos y se da prioridad a las acciones secundarias, únicas de las que se podía sacar alguna tajada que sirviera a efectos propagandísticos. Solamente cuando los objetivos fundamentales se revelaron imposibles, se dedicaron fuerzas cuantiosas a vencer las resistencias aisladas. Esto ocurrió el día 31 después del fracaso del ataque ordenado el día 29 y que debía llevar a efecto la Agrupación F. Fue entonces cuando Walter regresó a Belchite con la misión de ocupar la ciudad. También fracaso en este cometido y es entonces cuando empiezan las discordias. Como siempre, otra cosa a la que no se ha prestado la debida atención: es el fracaso quien engendra las discordias, y no las discordias las causantes del fracaso. Desde luego la tenacidad de todas las guarniciones nacionalistas, a las que los atacantes creían de mala calidad y poca moral y en cuya rebelión esperaban, influyó mucho en la batalla. El heroísmo de Requetés, Falangistas y Soldados en Codo, Quinto, La Puebla de Albortón, Zuera, Villamayor, Mediana y Fuentes de Ebro y el proceder numantino (resistencia ciega y suicida) y fuera de serie de Belchite, causan asombro y admiración. Siempre constituyeron dificilísimos obstáculos y en ocasiones barreras infranqueables. Estos reductos no permitieron la progresión de los elementos motorizados del contrario al taponar las vías de comunicación, pero unas tropas bien instruidas, con elevada moral y conducidas con acierto, hubieran sabido sacar provecho de su superioridad soslayando primero y reduciendo después los núcleos que se oponían a su progresión. Muchos historiadores dan como motivos fundamentales del fracaso, lo poco propicio del terreno y lo poderoso de su fortificación. el argumento se cae por su propio peso y basta para desvirtuarlo la lectura de las ordenes del ejercito del este, del V Cuerpo y los boletines de información del XII Cuerpo. Modesto ya vimos que califica el frente de "mediana organización ofensiva reducida a la ocupación de pequeñas posiciones, dejando grandes espacios sin ocupar". Vicente Rojo, en "España Heroica" afirma que el terreno se prestaba a las acciones ofensivas, y todos coincidían en que las tropas del sector eran medianas en tanto en calidad de mandos como en la moral de sus soldados. Como siempre no fue el valor del obstáculo ni el de la obra pasiva, sino la voluntad indómita de los hombres que ocuparon una y otra. Esos hombres, a los que se suponía de poca calidad, pues casi todos pertenecían a las milicias o a batallones de línea, superaron ampliamente lo que hubieran podido hacer las mejores unidades de maniobra. En Belchite hasta el alcalde murió en la brecha, y él y otros paisanos fueron de los mejores en la lucha. Las más selectas tropas del gobierno fueron rechazadas una y otra vez en todos los sectores de ataque a pesar de que la rivalidad entre sindicalistas y comunistas sirvió a ambos de acicate y estimulo en la lucha. a partir del tercer día nadie lograba dar un paso adelante. Todos los jefes desde Pozas para abajo, fracasaron estrepitosamente, pero de todos ellos fue Kléber quien se llevó la palma; al verme obligado a criticar tan asiduamente a tan ensalzada figura, siento el temor de que se pueda creer que lo hago por esa antipatía personal que muchas veces sentimos hacia el personaje que historiamos, pero no es este el caso: posiblemente me detengo más en él por la necesidad de restaurar la verdad histórica y situar a cada personaje en el lugar que le corresponde y es ello lo que me obliga a afirmar que Kléber fue siempre un fanfarrón que no pasó de mediocre conductor de tropas y que en Belchite llegó a merecer los calificativos de "pésimo conductor y jefe incapaz" que ya había acreditado en Brunete. Acumuló siempre los defectos característicos de los mandos inútiles: informar con falsedad; culpar a otros, especialmente a los inferiores, de las faltas achacables a él; y creer encontrarse siempre carente de medios frente a un enemigo sobrado de ellos. Las tropas de la 45ª Div., como antes las de las Bdas. Internacionales XII y XIII, fueron de las mejores del Ejército Popular y su torpeza las hacía malas. La pérdida de los Bons. de Pencheniatti y los de Komar y Tkaczov, se debió a que estuvieron muy mal dirigidos. Un buen jefe hace siempre buenas las unidades que manda y la recíproca es igualmente cierta. Naturalmente, su incapacidad quedó de manifiesto y pronto corrió por el frente el rumor de su relevo, que se produjo en el mando del Grupo Farlete, antes Agrupación B, y más tarde en el de la 45ª Div. También fue relevado Trueba, que perdió el mando de la 27ª Div. en la que le sustituyó del Barrio, el antiguo secretario de la UGT catalana que al principio de la guerra compartía con Trueba el mando de la columna "Carlos Marx" que dio origen a la División. El jefe de la 102ª Bda. Mixta también fue destituido y reemplazado por el comunista y Mayor de Inf. José Hernández de la Mano; el anterior jefe es posible, aunque no seguro, que fuera el también Mayor de inf. Sebastián García de la Peña, que mandó el 3º Bon. de la XIII Bda. Internacional, después la 102ª Bda. Mixta y pasó por último a la defensa de costas; no he podido averiguar si su cese en la 102ª fue en ocasión de la batalla o con anterioridad a ella y por lo tanto existe la posibilidad de que hubiera otro jefe a su frente que sería el destituido. Los sindicalistas comentaron así este relevo: "Los comandantes aprovechan cualquier incidente, incluso sus propias torpezas, para sustituir los mandos con gente de sus partido". Para estos: " las operaciones, como siempre, han sido mal planeadas por el alto mando y si fracasan, o no consiguen lo que se quería, es culpa de los altos jefes, no de las fuerzas, puesto que ellas estaban llenas de coraje y de entusiasmo, lo que pasa es que la mayor parte de los que verdaderamente mandan las fuerzas no son oficiales del ejercito o los jefes de nuestras divisiones, sino elementos militares rusos cuyo principal papel es hacer que aparezcan como héroes elementos tan incapaces como Líster". Y en otro informe del mismo matiz, escriben: "pues si sus fuerzas (las de Líster) hacían un alarde de valor extraordinario para ocupar los pueblos indefensos de la retaguardia de Aragón, en sentido inverso se han manifestado frente a las posiciones enemigas que el mando les señalaba como objetivo a ocupar". Y el Comité Nacional de la CNT aconseja a los miembros de la organización en el sentido de que repitan: "en todas partes, en los sindicatos, lugares de trabajo, reuniones, en la calle, en el tranvía, en las salas de cine, etc; que las primeras fuerzas que rompieron el cerco, que llevaron adelante la ofensiva, son las tres divisiones confedérales". Y Vicente Rojo se ve obligado a confesar que "las tropas que iban a actuar eran orgánicamente distintas de las que en el frente se hallaban" y que estas fuerzas de maniobra no dieron el resultado apetecido. El entonces coronel escribe sobre ellas: "Instruidas y con cuadros de mando y medios. Los hechos comprobarían más tarde que otras tropas, peor organizadas e instruidas, eran capaces de dar un rendimiento más útil". Es un raro homenaje a los perseguidos sindicalistas, que en honor a la verdad tampoco se distinguieron mucho. Las fuerzas de la CNT no se desmoralizaron
por la disolución del consejo de Aragón que si en algo influyó en ellas
fue en aumentar su determinación en la lucha, que les habría de servir
como argumento contra las acusaciones comunistas. La organización se
empeñó en transformar a los pintorescos milicianos roji-negros iniciales
en soldados disciplinados y obedientes, y su premio fue el que las 25ª y
28ª Div. pasaran a las fuerzas de maniobra. El mando nacional actuó con
acierto y visión y no reincidió en los errores de Brunete. Se limitó a
librar una batalla defensiva y cedió, sin intención de recuperación
inmediata, un terreno sin valor táctico ni estratégico. Resistió en los
puntos claves para retener la importantísima ciudad de Zaragoza y a costa
del sacrificio de pequeñas guarniciones locales frenó y melló la
capacidad ofensiva de sus enemigos, sin distraer fuerzas de otros frentes y
sin detener la acción ofensiva del norte que continuó después de la
conquista de Santander en dirección a Asturias. De allí no marchó a
Zaragoza ni un soldado de superficie y solo unas pocas formaciones aéreas
que fueron suficientes para prestar a las fuerzas, el apoyo defensivo que
precisaban. Las formaciones del Gen. Montenegro, muy superiores fueron
incapaces de mantener el dominio del aire. Huesca, Zaragoza y Teruel, las
tres capitales aragonesas, que siempre estaban a punto de caer y no caían
nunca por la supuesta incapacidad o traición de Anarquistas y Trotskistas,
resultaron también inexpugnables para los prepotentes comunistas y sus
míticos jefes surgidos del igualmente mítico 5º Regimiento. Prieto
aprovechó su rotundo fracaso en tierras aragonesas para avanzar
resueltamente por el camino de la despolitización del ejército con los que
los comunistas vieron reducida. momentáneamente, su influencia.
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